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La complejidad para la preeminencia del arraigo de la
educación cívica: modelo de educación ambiental
The complexity for the preeminence of civic education roots: environmental
education model
Resumen
PROBLEMA: Reflexionar la complejidad como paradigma científico para priorizar la educación
cívica como base para la educación ambiental. MÉTODO: El estudio utilizó el método explicativo
para investigar la evolución de la educación ambiental en Guatemala y la región latinoamericana,
así como el método descriptivo para comprender los conceptos ambientales, también se empleó
la técnica documental basada en la revisión de bibliografía de la complejidad. RESULTADOS: En
Guatemala, se han implementado programas de educación ambiental desde los años 80, pero los
resultados han sido insuficientes para detener el daño ambiental. La necesidad de una educación
más integral que vincule la educación cívica es planteada, se destaca la importancia de considerar
al medio ambiente como un sistema de relaciones y la necesidad de sensibilizar a las personas sobre
su entorno natural, la falta de coherencia en la práctica de la educación ambiental aplicada en
América Latina, al señalar que en Guatemala ha estado determinada por decisiones políticas. Aunque
se han experimentado avances desde la década de 1940, se evidencian desafíos en la educación
ambiental en la región. REFLEXIÓN INCONCLUSA: Existe la necesidad de adoptar buenas prácticas a
partir del paradigma de la complejidad con la metodología ecopedagógica; una educación que
transforme a la persona para la responsabilidad cívica, entendida esta como poseer dignidad para el
respeto por la naturaleza y conciencia ambiental.
Recibido: 15/03/2024
Aceptado: 16/05/2024
Publicado: 29/06/2024
Wilson Donaldo Castañeda Muñoz
Doctorado en Investigación en Educación
Centro Universitario de Oriente CUNORI
Universidad de San Carlos de Guatemala
[email protected]
https://orcid.org/0009-0003-7592-7169
Claudia Esmeralda Villela Cervantes
Posdoctora en Educación, Investigación y Complejidad
Escuela Militar de Ingeniería, Cochabamba Bolivia
[email protected]
https://orcid.org/0000-0002-8577-4376
González Fuentes, J. C. y Villela Cervantes, C. E. (2024), La complejidad para la preeminencia
del arraigo de la educación cívica: modelo de educación ambiental.
Revista Vida, una
mirada compleja, 6(1), 59-76. DOI: https://doi.org/10.36314/revistavida.v6i1.43
Las opiniones expresadas en el artículo son responsabilidad exclusiva de los autores y no necesariamente
representan la posición oficial de la USAC y sus miembros.
Artículos científicos / Scientific articles
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Abstrac
OBJETIVE: Reflect on complexity as a scientific paradigm to prioritize civic education as a basis for
environmental education. METHOD: The study used the explanatory method to investigate the evolution
of environmental education in Guatemala and the Latin American region, as well as the descriptive
method to understand environmental concepts, the documentary technique based on the literature
review of complexity was also used. RESULTS: In Guatemala, environmental education programs have
been implemented since the 1980s, but the results have been insufficient to stop environmental damage.
The need for a more comprehensive education that links civic education is raised, the importance of
considering the environment as a system of relationships and the need to sensitize people about their
natural environment is highlighted, the lack of coherence in the practice of environmental education
applied in Latin America, pointing out that in Guatemala it has been determined by political decisions.
Although progress has been made since the 1940s, challenges are evident in environmental education
in the region. UNFINISHED REFLECTION: There is a need to adopt good practices from the complexity
paradigm with the ecopedagogical methodology; an education that transforms the person for civic
responsibility, understood as having dignity for respect for nature and environmental awareness.
Keywords
complex paradigm, civic education, environmental education, human ecology, environmental policy
Palabras clave
paradigma complejo, educación cívica, educación ambiental, ecología humana, política ambiental
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Introducción
El tema principal que se trata en este documento es la educación ambiental desde un enfoque
de la didáctica del paradigma de la complejidad y su objeto es crear una metodología pedagógica
para implementar un programa que fundamente su esencia didáctica en la educación cívica
como condición deductiva de la educación ambiental, entendida esta como resultado de la
complejidad - que debe inferirse como elemento intrínseco en la particularidad de un sistema
complejo que enlaza elementos para comunicar un propósito. Sintetizando a Capra (1998) “la
esencia de la alfabetización ecológica” (p. 308), se trata de intentar aspirar a una alfabetización
ecológica, conocer cómo se organizan los ecosistemas y usar este conocimiento para crear
comunidades humanas sostenibles. Es crucial revitalizar las comunidades educativas,
empresariales y políticas, al integrar los principios ecológicos en todos estos ámbitos. La
sensibilidad hacia los ecosistemas es una cualidad innata de personas excepcionales que,
como los ecosistemas, han aprendido a vivir de manera sostenible.
En este trabajo también se aborda desde las ciencias del pensamiento complejo con la intención
de una continuidad necesaria para establecer un conocimiento objetivo, claro y eficaz de los
enlaces que comunican una relación que existe entre lo humano y los ecosistemas. Quizá
hace falta que la ciencia de la educación evolucione hacia un nuevo paradigma o si es que ya
ha trascendido al nuevo paradigma este sea conocido por quienes aún no se han enterado
de su existencia, como lo sentencia la obra Mirar con nuevos ojos de Nahmanovich (2011,
p. 218) expresa que Humberto Maturana destaca la dimensión ética y política del saber que
contribuye a la aspiración de evidenciar la necesidad de sustentar la educación ambiental
en la preeminencia de los valores; La estructura de las revoluciones científicas de Thomas
Khun es quien difundió los conceptos de paradigma, citado en la obra predecesora de La
trama de la vida de (Capra, 1996). Las reflexiones vertidas sobre la educación ambiental
aspiran alcanzar la dimensión de un nuevo paradigma en la educación, que ese modelo de
sensibilidad y logro hacia la sostenibilidad no le sea desconocido a la especie humana.
Contenido
La complejidad para la preeminencia del arraigo de la educación cívica:
modelo de educación ambiental
Antecedentes
En Guatemala, a partir de la década de los 80’ se inició la implementación de actividades
y programas de educación ambiental, derivado del inminente deterioro que el ambiente
para aquellos años ya evidenciaba y por la necesidad de fomentar el cambio de actitud y
la conciencia de la ciudadanía sobre la conservación ambiental. Sin embargo, tres o cuatro
décadas después, es evidente que los resultados son aún incipientes e insuficientes para el
acelerado deterioro del ambiente, provocado por la humanidad.
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En ese sentido, vale la pena reflexionar si la educación ambiental no cumplió con sus objetivos,
si llegó tarde a Guatemala o si en su lugar, hubiera sido necesaria una educación integral que
fomenta los valores de la humanidad hacia el ambiente.
La rémora en el propósito de lograr el cuidado del medio ambiente es cuestión que ocupa la
atención del educador, al punto de formularse la conjetura de si debe en primera instancia
educarse a la persona para la responsabilidad cívica, entendida esta como poseer dignidad
para el respeto por la naturaleza y su entorno y, de tal modo que, la educación ambiental
sucede como un efecto del arraigo cívico del individuo.
Esto de la preeminencia del arraigo de la educación cívica para el logro de una efectiva
educación ambiental, enuncia para el estudio de los sistemas complejos un hecho que conecta
al término “cívico” no solo es adjetivo de ciudadano y lo sinónimo de civil y patriótico, sino
que integra en su significado el resultado deductivo que hace apto al ser humano para poseer
conciencia ambiental.
La necesidad de definir al medio ambiente como un sistema de relaciones
Pierre (1972), define el medio ambiente como un sistema de relaciones y un entorno vital.
La supervivencia de una especie depende del equilibrio entre los procesos destructivos y
regenerativos de su entorno. Este entorno está compuesto por las fuerzas que regulan la
vida biológica. En los grupos humanos, el medio ambiente es parte de la ecología general,
pero se complica por las acciones humanas, tanto intencionadas como no intencionadas. La
complejidad se debe a las acciones humanas, que pueden ser intencionales o no, y tienden
a causar daño al ecosistema. El medio ambiente, como un sistema de relaciones, soporta
constantemente el impacto destructivo de la actividad humana.
Ecología, ecosistema, autoecología
Un ecosistema es como lo confirma Carreño (1996) “La unidad compuesta por el conjunto
de organismos vegetales y animales que habitan en un entorno físico específico, como un
lago, una montaña, un bosque o un río, etc.” (p. 22). Así mismo Cerna Monzón (2005) y
Thomas (1986) consideran que para comprender mejor la ecología, es fundamental definir
el ecosistema, describen la ecología como “el estudio de las relaciones recíprocas entre los
organismos y su medio ambiente”, al enfatizar la interacción entre seres vivos y no vivos en su
entorno, introducen la autoecología, que estudia las relaciones de una especie con su entorno
y sus comportamientos. Por lo tanto, para destacar que el medio ambiente es un sistema de
relaciones se identifica un sistema complejo que permita a los humanos desarrollar sensibilidad
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hacia su entorno natural, al interactuar con otros seres vivos y elementos abióticos como
agua, aire, energía solar y suelo.
Tendencias de la ecología: la ecología humana y la ecología social
Otro aspecto de estudio a considerar por el educador es el de las tendencias de la ecología,
entre estas la ecología humana que trata según Horton (1987); Olmedo (2001) sobre el
estudio de los aspectos de la vida humana y las relaciones entre el hombre y su entorno
lleva el concepto ambiental al ámbito de la sociología. Además, la ecología humana aborda
el desarrollo del ciclo cultural del ser humano y el uso de tecnologías adecuadas según el
ambiente en el que vive. El ser humano es inherentemente social, comenzando en la familia
como su micro sociedad. La organización de la sociedad humana se basa en el acceso a
los bienes fundamentales necesarios para la producción y reproducción. La Ecología Social
sostiene que la justicia ecológica es esencial para lograr la justicia social, ya que el daño a la
naturaleza también perjudica a las clases sociales.
Sobre las leyes de la ecología
Las cuatro leyes de la ecología las enuncia Horton (1987), como sigue:
1. “Todo está relacionado con los demás”.
2. “Todo debe ir a alguna parte”.
3. “La naturaleza sabe lo que hace”.
4. “No existe la comida gratis”.
La primera significa, que los seres vivos y elementos abióticos están interconectados; ningún
organismo vive en aislamiento. La segunda, todo en la naturaleza se transforma y cambia de
forma, nada desaparece por completo. La tercera ley, las acciones humanas, intencionales
o no, pueden causar alteraciones en la naturaleza. La cuarta, el uso irresponsable de los
recursos naturales ha llevado a una crisis debido a la falta de reposición; la naturaleza es
explotada sin recibir nada a cambio.
La importancia de priorizar el cuidado del medio ambiente a través de la educación cívica,
lo que lleva a una conciencia ambiental espontánea en las personas. Los educadores han
considerado las definiciones y leyes de la ecología, pero es crucial abordar el crecimiento
demográfico, ya que impacta significativamente en el deterioro ambiental. La demografía
estudia científicamente la población humana en términos de tamaño, estructura y desarrollo,
utilizando métodos estadísticos, según (Ander Egg,1988). Sin embargo Cerna Monzón
(2005) sostiene que, la demografía es un subcampo de la ecología humana y a través de ésta
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pueden estudiarse aspectos como tasas de natalidad, tasas de mortalidad, y el crecimiento
demográfico, la distribución, la composición y la migración de la población (p. 3).
La ciencia de la educación
Sobre la ciencia de la educación, para su comprensión y estudio es importante conocer lo que
ha sido la educación a través de la historia. La educación en la antigüedad fue concebida de
un modo distinto al de la actualidad; la educación se fundamentaba en una instrucción que
impartida por una autoridad sacerdotal tenía como propósito teleológico alcanzar la salvación.
Afirma Michel Salazar (2006) “En la antigüedad, la educación se centraba más en la formación
integral del individuo y del ciudadano (paideia) que en la transmisión de conocimientos
específicos. Platón y Aristóteles creían que la pedagogía debía ponerse al servicio de fines
éticos y políticos” (p.139). La cita anterior hace énfasis en los educadores que deben enseñar
basándose en una ética que regula la conducta individual. La instrucción en el respeto
por el medio ambiente debe comenzar con una sólida educación cívica, que se considera
fundamental para la educación ambiental. Esto implica priorizar la enseñanza del respeto por
la naturaleza como el “hogar” donde habitan e interactúan diversas especies y organismos.
De aquí surge la idea de una ecopedagogía.
Sistemas de la Ciencia
Sobre la ciencia, se dice que a través de la historia ha evolucionado de diversas formas;
sin embargo, actualmente son predominantes tres modelos por saber: el positivista, el
hermenéutico y el crítico.
El positivismo
Esta actitud teórica afirma que el único conocimiento auténtico es el conocimiento científico,
como es sabido se inscribe dentro del positivismo las ciencias físicas o ciencias duras como
se conocen, así también las ciencias sociales.
El método crítico
La teoría crítica argumenta que la racionalidad debe criticar todas las formas de ideología
y dominio en la sociedad actual. Históricamente, la razón, utilizada como instrumento para
dominar la naturaleza, ha acabado dominando al propio hombre.
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El Método hermenéutico
La hermenéutica es el estudio de la interpretación. Inicialmente se centró en textos sagrados
dentro de la teología, luego se extendió a asuntos comunes y jurídicos, y finalmente abarcó
cuestiones históricas, convirtiéndose en hermenéutica histórica, según los refiere (Michael
Salazar, 2006).
El concepto de ciencia
El concepto de ciencia Bunge (1979) lo define como el conocimiento es racional, sistemático,
exacto, verificable y, por lo tanto, falible. Aunque existen diversas definiciones de ciencia y
cada autor puede tener un enfoque subjetivo, la diversidad de enfoques y la convivencia de
métodos y enfoques se consideran en este trabajo.
Concepto de educación
La educación es dinámica y se adapta al contexto histórico y cultural de cada época y lugar.
La educación varía según el país y su cultura, y está influenciada por factores históricos,
culturales, éticos y de valores. Platón veía las funciones de la educación como la formación
del ciudadano, la creación de un hombre virtuoso y la preparación para una profesión. Esta
visión se alinea con el objetivo de este trabajo de instruir a cada persona para su conexión
con el medio ambiente, basada en la formación ciudadana y la generación de valores que
fomenten la sensibilidad ambiental (Michael Salazar, 2006).
Procesos de formación en educación ambiental
En la educación ambiental en América Latina, los procesos formativos no son uniformes,
sino que reflejan múltiples luchas de poder y diferentes enfoques, esta diversidad de
pensamientos se traduce en visiones del mundo y prácticas pedagógicas variadas. Sin
embargo, hay una desconexión entre pensamiento y acción, lo que impide una educación
ambiental efectiva y coherente. La educación ambiental a menudo se percibe como una
herramienta complementaria para promover la sostenibilidad, pero su implementación puede
estar influenciada por intereses que buscan mantener el orden social y político existente.
En el ámbito educativo, especialmente en la educación superior, se debaten las diversas
interpretaciones de la sustentabilidad y las políticas ambientales. En la práctica, la educación
ambiental no siempre se alinea con el pensamiento teórico, resultando en un activismo
educativo sin una base sólida. Este activismo carece de un valor pedagógico profundo y
se convierte en una práctica de enseñanza generalizada pero superficial con lo expresan
(Sessano y Corbetta, 2018).
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Sobre esta disimilitud –pensamiento-acción– Sessano y Corbetta citando a Silvia Rivera
Cusicanqui remarcan que, El pensamiento ambiental abarca el ámbito epistemológico,
filosófico y político, y puede influir o no en la educación y la teoría pedagógica. La praxis se
entiende como la interacción dialéctica entre pensamiento y acción, funcionando como una
filosofía de vida en un territorio. Es una práctica teórica, o semiopraxis, donde el pensamiento
se convierte en acción.
Sessano y Corbetta (2018) sugieren una educación ambiental se simplifica en dos grandes
corrientes: a) la pertinencia latinoamericana y b) la adscripción globalizante. La corriente
globalizante es la predominante, promovida por instituciones, ONG, empresas y sindicatos.
Según los autores citados, el pensamiento globalizante no genera una praxis con conciencia
crítica, ya que su crítica está limitada por la racionalidad dominante.
La corriente de pertinencia latinoamericana es un pensamiento crítico del proyecto moderno/
colonial y su insostenibilidad, aunque aún no se ha sistematizado. Este pensamiento se divide
en dos componentes: i) la mayor visibilidad de la catástrofe ambiental y ii) la valorización de las
cosmovisiones de los pueblos originarios para crear espacios autónomos según (Quijano 2014).
La situación de la educación ambiental en Guatemala
La educación ambiental en Guatemala se entiende como una extensión de la política
ambiental dentro del marco de gestión ambiental del país. Aunque idealmente debería ser
una competencia educativa supervisada por un consejo superior de educación, la decisión
política ha asignado esta responsabilidad a las instituciones del organismo ejecutivo del
Estado. Estas instituciones, si bien son competentes en materia administrativa, participan en
la educación ambiental como entidades de interdependencia complementaria. La educación
ambiental en Guatemala no surge de un consenso genuino, sino de una política establecida
por el Estado.
Históricamente, la educación ambiental en Guatemala ha seguido tres procesos: a) la política
nacional de educación ambiental; b) la estrategia nacional de educación ambiental; y c) la
reforma educativa. Según las fuentes consultadas, los primeros avances en la educación
ambiental ocurrieron a mediados de los años cuarenta del siglo XX, después de la revolución
de octubre de 1944, con la implementación de las primeras prácticas curriculares a través de
programas desarrollados en los núcleos escolares campesinos del Ministerio de Educación,
durante la administración presidencial del Dr. Juan José Arévalo Bermejo (1945-1951)
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En 1956, bajo la administración del coronel Carlos Castillo Armas, Guatemala promulgó
su primera ley ambiental, el Decreto número 558, “Ley Orgánica de Educación Ambiental”.
Internacionalmente, en el mismo año, científicos en Menton, Francia, alertaron a los
gobiernos sobre la contaminación. En 1972, la ONU celebró la primera reunión mundial
sobre medio ambiente en Estocolmo, donde se utilizó por primera vez el término “educación
ambiental”. En Guatemala, en 1965, se desarrollaron contenidos educativos sobre el uso de
recursos naturales y la relación del entorno humano con plantas y animales, enfatizando la
responsabilidad humana en la conservación ambiental. Entre 1969 y 1979, la Universidad del
Valle de Guatemala creó un programa de educación para el desarrollo humano, aunque las
guías curriculares no se implementaron, se capacitó a numerosos maestros.
El mayor avance en educación ambiental en Guatemala se dio en la década de los ochenta,
con la adopción de políticas y estrategias nacionales y la creación de la institucionalidad y
legislación ambiental (Rodríguez Arana, 2010). En 1993, Rodríguez Arana menciona que se
completó un informe titulado “Análisis situacional de la educación en Guatemala”. Este informe
fue realizado por un equipo de investigación del programa de educación de la Dirección
General de Investigación de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Análisis situacional de síntesis
La educación es fundamental para frenar el deterioro ambiental, ya que este problema es
tanto global como conductual. Es global porque necesita una perspectiva amplia para ser
comprendido, y conductual porque su solución requiere la participación activa de todos los
ciudadanos, no solo de expertos y líderes políticos cuyas recomendaciones frecuentemente
no se implementan. La educación ambiental no solo aborda el deterioro, sino que también es
esencial para la formación y los valores humanos que la sociedad necesita. Dado que una
misión clave de la educación es la reproducción social, amenazada por comportamientos
destructivos, la educación desempeña un papel crucial en superar enfoques homocéntricos y
cortoplacistas que promueven la degradación y contaminación.
Incorporar la visión ecológica en todos los niveles educativos, desde preescolar hasta la
educación para adultos, promueve comportamientos responsables y sostenibles. Este
estudio resalta un consenso general entre diversos actores sobre la necesidad de expandir
la educación ambiental a toda la población. Sin embargo, este acuerdo solo se entiende
dentro del contexto de una realidad ecológica que se deteriora rápidamente (Rodríguez
Arana, 2010).
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Ética y desarrollo sustentable
La ética es fundamental para una educación ambiental efectiva, ya que permite integrar una
conciencia social y cultural en cada proceso educativo. Mediante la ética, se busca desarrollar una
conciencia humana enfocada en el bienestar común, dejando de lado los intereses individuales
(Garza Morales y Abreu 2019). Para adecuar la ética a la educación ambiental, se define esta
como la disciplina que examina los estándares morales individuales y sociales. Estas normas
buscan reducir los efectos negativos de la sobreexplotación de recursos naturales. A través de
la ética, los seres humanos deben aprender a actuar moralmente en todas sus actividades,
logrando una armonía con la naturaleza, el medio ambiente y la sociedad.
Se sugiere ir más allá de una ética centrada en los derechos humanos hacia una ética
ambiental que otorgue derechos a la naturaleza. No obstante, la ética antropocéntrica, que
valora la naturaleza según el bienestar humano, sigue siendo esencial para el desarrollo
integral de la humanidad. La educación ambiental tiene el desafío de no solo promover el
desarrollo sostenible, sino también implementar estrategias de sustentabilidad en diferentes
países y sociedades. Además, debe ayudar a las personas a descubrir nuevas formas de vida
más armoniosas con el planeta (Velásquez 2006).
En afirmación de las reflexiones precedentes se incorporan a este escrito las meditaciones
sobre lo ético expresadas por Maturana (1996) en su obra La objetividad. Un argumento para
obligar]: Las consideraciones éticas surgen cuando hay preocupación por las consecuencias
de las acciones de unas personas sobre otras. La relevancia de lo ético radica en cómo
las acciones humanas pueden afectar a otros, y esta afectación puede violar lo que se
considera respeto en una comunidad, la ética está relacionada con las emociones más que
con la racionalidad, destaca que las emociones tienen una base biológica y son parte de
las dinámicas corporales, aunque su expresión es mayormente cultural. El interés por el
bienestar de otros humanos, es decir, la conducta ética, tiene un fundamento biológico, pero
su aplicabilidad es cultural. Frecuentemente no reconocemos el fundamento emocional de
la conducta ética porque se devalúan las emociones y se cree que las acciones deben ser
únicamente racionales. Esta visión impide ver cómo la cultura influye en la conducta ética.
Las influencias ambientales pueden transformar los genes, que podrían impactar positiva o
negativamente el desarrollo humano según la manifestación genética. Sin embargo, estas
transformaciones culturales limitan la conducta ética, las emociones tienen un fundamento
biológico, aunque su expresión es principalmente cultural.
En su obra Lecaros Urzúa (2013) describe la ética medioambiental como una ética aplicada
que analiza los deberes y responsabilidades del ser humano hacia la naturaleza, los seres vivos
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y las futuras generaciones. Examina la crisis socioecológica global a través de dos principios
éticos y un concepto ético-político: el principio de responsabilidad, que incluye el cuidado de
los seres vulnerables (humanos actuales y futuros y la vida en el planeta), y el principio de
justicia ecológica, que incorpora la justicia global, intergeneracional e interespecífica. Además,
introduce el concepto de ciudadanía ecológica en una sociedad global. Esta perspectiva respalda
la importancia de priorizar la educación cívica como fundamento de la educación ambiental.
También señala que la ética enfocada en el cuidado del medio ambiente comenzó con Aldo
Leopold en su libro “A Sand County Almanac” (1949), donde presentó la “Ética de la Tierra”.
En los años setenta, el término “Environmental Ethics” se estableció en el ámbito académico
anglosajón y se destacó en una conferencia en la Universidad de Georgia en 1971, reflejando
las preocupaciones de los movimientos ecologistas y el debate político-jurídico internacional
de esa época. Después de la conferencia sobre medio ambiente en Estocolmo en 1972, el
concepto de “Environmental Ethics” se formalizó, definiéndose como el estudio ético de las
interacciones y el impacto humano en el mundo natural. Este campo filosófico aborda los
valores del mundo natural y sugiere respuestas éticas para su preservación o restauración.
En la ética medioambiental, surge el término ecofilosofía, que, según Naess (citado por Lecaros
Urzúa, 2013), critica las sociedades industriales desde una perspectiva ecológica, identifica
tres líneas principales en el debate filosófico sobre la ética medioambiental: 1. Diagnóstico
de las causas de la crisis socioecológica a nivel global, considerando factores históricos,
sociales, culturales, políticos, jurídicos y económicos. 2.Consideración de los intereses
morales de las futuras generaciones y 3. Teoría del valor, dividida en valores instrumentales
(basados en intereses humanos y fundamentando el antropocentrismo) y valores intrínsecos
de la naturaleza (fundamento del biocentrismo y ecocentrismo).
La educación desde un paradigma no clásico: Modelo de la complejidad
para la pedagogía
Existe - según uno de los autores consultados para este trabajo – un nuevo paradigma al
que denomina precisamente “Paradigma complejo”, este adoptó algunas líneas de ruptura
con el paradigma clásico. Una de estas líneas entre el paradigma clásico en general con el
paradigma complejo es el que se ha pretendido proponer en el contenido de este trabajo, el
cual es, el reconocimiento de los valores como integrantes de la cognición humana con la
intención de superar la separación absoluta entre el conocimiento y los valores.
El autor consultado Taeli Gomez (2010) con respecto al paradigma científico de lo complejo
afirma que este supera al paradigma clásico, centrado en la simplicidad y el dominio de la
naturaleza por el hombre, ha resultado históricamente insuficiente. Es necesario abandonar la
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idea de que la complejidad implica complicación y, en su lugar, reconocer que la complejidad
es un atributo fundamental de la realidad, irreducible a entidades discretas. Este nuevo
enfoque aprecia la dialéctica entre lo simple y lo complejo, así como conceptos como el azar,
la incertidumbre, el caos, la indeterminación y la emergencia. Además, este paradigma de la
complejidad requiere una coherencia epistemológica, una forma de pensar que dé sentido
a la complejidad de la sociedad y la naturaleza como lo ratifican (Bacarreza Molina y Villela
Cervantes, 2023; Villela Cervantes, 2023; Villela-Cervantes y Andrade-Salazar, 2023). En
consecuencia, enfoques como la epistemología de segundo orden, el pensamiento complejo
y la racionalidad no clásica están ganando aceptación.
Se reflexiona sobre la crisis ecosocial provocada por las dinámicas económicas, sociales y
políticas globales, donde los paradigmas simplistas y reduccionistas han sido insuficientes.
La filosofía ha contribuido a identificar e impulsar un nuevo paradigma científico basado en
la complejidad. Con los cambios introducidos por este nuevo paradigma, surge la pregunta:
¿Cómo afecta esto a la educación?
Se presenta una hipótesis relevante para esta investigación, al sugerir que al integrar el
paradigma de la complejidad en el proceso educativo, se pueden explorar nuevos problemas,
interrelaciones y áreas de estudio previamente no abordadas.
Esta hipótesis da lugar a tres procesos que forman una unidad dialéctica, permitiendo avanzar
en el conocimiento y desarrollar un nuevo enfoque educativo, aplicable tanto de manera
general como específicamente en la educación ambiental. Estos tres procesos son: 1. El todo
(comprensión); 2. Las partes (explicación) 3. El todo integrado (interpretación).
La educación será fundamental para cómo las personas comprenden e interactúan con el
mundo, la sociedad y la naturaleza. En la actualidad, la visión del mundo refleja una reproducción
de la estructura económico-social, basada en el paradigma científico clásico, este paradigma
incluye la inmutabilidad de la naturaleza, los átomos como ladrillos indivisibles del universo, la
evidencia mecánica y la idea de que el mundo es dado. Este enfoque ha predominado desde
el siglo XVII hasta el XIX y continúa influyendo en la actualidad.
Los modelos educativos basados en este paradigma clásico asumen que el conocimiento
es algo completo que solo necesita ser transmitido. Esta perspectiva era válida cuando se
pensaba que el mundo era puramente mecánico. Sin embargo, ahora se reconoce que el
mundo es interconectado y no solo mecánico, por lo que la educación debe adaptarse a
un paradigma no clásico, la realidad actual debe entenderse como una totalidad compleja,
con múltiples relaciones interconectadas, y su separación es una ficción. La educación debe
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reflejar esta comprensión en un contexto de crisis globales, incluyendo la dimensión ecosocial,
como lo confirman (Morin,1999; Morin y Domínguez Gómez, 2018; Tarride, 1995).
A modo epilogar
En este trabajo se ha trazado una búsqueda de elementos que conformen una sensibilidad
espontánea del individuo con el medioambiente, ha indagado acerca de la adecuada forma
pedagógica de enseñar al individuo desde su esencia de ser social para adquirir conciencia por
la preservación del ambiente desde la posibilidad de entender la naturaleza como un sistema de
relaciones armónicas que de modo espontáneo propendan a la permanencia de la vida. Indagar
sobre la pedagogía y didáctica eficaz para que el hombre sea sensible al cuidado de su entorno
natural deriva en introducirse en una ruta intrincada impregnada por la complejidad, entendida
la complejidad como algo que no sea posible de dilucidar, sino que es una manifestación de
enlaces que crean un sistema interrelacionado que comunica una intención.
Se pretendió, como lo fue para los filósofos de la antigüedad explicarse el Arjé de todo lo que
es y existe-, encontrar la causa primera que de origen a la formación del hombre que con una
voluntad consecuente compatibilice con la naturaleza. En tal perspectiva se ha propuesto
considerar primeramente los antecedentes que por motivo del deterioro ambiental originaron
los programas para la educación ambiental. Sin embargo, la educación ambiental con todo
y que ha sido un intento sistematizado y coordinado desde la administración pública y la
cooperación internacional no ha derivado en efectos muy eficaces, si acaso, estos han sido
muy precarios e incipientes.
Entonces ha de preguntarse el educador cuál es el quid del asunto. Tal conjetura lo ha llevado
a considerar acerca de determinadas definiciones, lo mismo que ha tratado de establecer
conceptos sobre educación, ciencia y ciencia de la educación con los que pueda estructurar
una metodología de la eco pedagogía.
También ha tocado lo referente a dos tendencias de la ecología: la ecología humana
relacionada, por supuesto con la vida humana y sus relaciones con el medio y, la ecología
social que es todo lo relativo a considerar lo ambiental desde el espacio de la sociología.
Se trató de forma muy sucinta -es de inferir con la intención de hacer notar la naturaleza
evolutiva que ha tenido el modo de entender a la ciencia- los modelos, métodos o sistemas
que la explican, entre estos; el positivismo, el crítico y el hermenéutico.
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En lo que toca al desarrollo histórico de la educación ambiental, se tiene como antecedente
que fue en la época posterior a la revolución de octubre de 1944 en Guatemala que se
introdujo en el currículo del Ministerio de Educación como enseñanza escolar. Durante gran
parte del siglo recién pasado la educación ambiental se desarrolló como estrategia para
contener el deterioro ambiental y fue hasta la década de los años ochenta que alcanzó su
institucionalización y creación de una legislación. Finalmente, se trata la cuestión de una
ética ambiental como elemento esencial que posibilita la práctica de una educación ambiental
eficaz, cuestión que ha sido el propósito de todo este trabajo el formular una consecuencia
armonizada de las acciones del hombre en su relación con la naturaleza.
Reflexiones inconclusas
Sin duda que, se esclarece la suposición de que el educador debe educar a la persona para la
responsabilidad cívica, entendida esta como poseer dignidad para el respeto por la naturaleza
y su entorno y, de tal modo que, la educación ambiental ocurra como un efecto del arraigo
cívico del individuo. Es entendido que, existe una manifestación de un sistema complejo en
el proceso de la educación ambiental, de modo que el término cívico involucra además del
adjetivo de ciudadano y lo sinónimo de civil y patriótico, la integración en su significado el
resultado deductivo que hace apto al ser humano para poseer conciencia de lo ambiental.
Los procesos de formación en educación ambiental han evidenciado de que existe una
incongruencia o disimilitud en la relación pensamiento-acción, lo que provoca el no alcanzar
un propósito eficaz de educar. Existe una simplificación del universo de la educación
ambiental sustrayendo a dos grandes corrientes identitarias: a) pertinencia latinoamericana
y b) adscripción globalizante. Sobre estas dos corrientes es necesario remarcar que, hace
falta en el pensamiento globalizante que es el que predomina en el modelo de la educación
ambiental concebir una práctica con conciencia crítica mientras que en el pensamiento de
identidad latinoamericana todavía no suficientemente sistematizada pero que representa una
manifestación crítica del proyecto moderno/colonial e insustentable que se impone.
La ética es el elemento esencial que posibilita la práctica de una educación ambiental eficaz,
es a través de la ética que se logra una integración de una conciencia social y cultural en cada
uno de los procesos de la educación ambiental con la que se pretende desarrollar la conciencia
humana orientada hacia el propósito del bienestar común, abandonando consecuentemente el
interés individual. En Guatemala ha predominado el modelo institucionalizado de la educación
ambiental, y como consecuencia de este modelo hace falta generar un pensamiento que
propicie el estar orientada hacia una praxis crítica que promueva la transformación social.
Existe la necesidad de crear un Modelo ecopedagógico a partir de una metodología de la
complejidad o sistemática de la complejidad en la metodología ecopedagógica. Adoptar una
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educación desde el paradigma no clásico sino desde el paradigma de la complejidad, que se
propone denominar paradigma de la complejidad en la ecopedagogía.
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v6i2.110
Sobre los autores
Wilson Donaldo Castañeda Muñoz
Estudia actualmente el Doctorando en Investigación en Educación en el Centro Universitario
de Oriente CUNORI de la Universidad de San Carlos de Guatemala, graduado en la Maestría
en Gestión Comunitaria para el Desarrollo Humano Local, en el Centro Universitario del Sur
Occidente CUNSUROC-USAC, así mismo se tituló en la Maestría en Ciencias Ambientales
para el Manejo de Áreas Protegidas, en la Universidad de Minnesota, Minnesota, USA.
Es Ingeniero en Ciencias Agrícolas y Ambientales por la Universidad Rafael Landívar de
Guatemala. Estudió el Diplomado sobre Gestión de Riesgos, en la Universidad Católica
de Chile, Chile. El Diplomado sobre Normas ISO y su utilidad práctica, en la Universidad
de San Carlos de Guatemala. El Diplomado sobre Redacción Técnica para Docentes, en
la Universidad Nacional Autónoma de México. Curso de Postgrado en Agroforestería, en el
Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza -CATIE-
Claudia Esmeralda Villela Cervantes
Posdoctora en Educación, Investigación y Complejidad egresada de la Escuela Militar de
Ingeniería de Cochabamba, Bolivia. Investigadora activa en el Consejo Superior Universitario
Centroamericano CSUCA y en la Dirección General de Investigación DIGI USAC.
Financiamiento de la investigación
La investigación fue realizada con recursos propios.
Declaración de intereses
Declaran no tener ningún conflicto de intereses, que puedan haber influido en los resultados
obtenidos o las interpretaciones propuestas.
Declaración de consentimiento informado
El estudio se realizó respetando el Código de ética y buenas prácticas editoriales de publición.
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Los textos publicados son responsabilidad de los autores.
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y Claudia Esmeralda Villela
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o formato y adaptar el documento, remezclar, transformar y crear a partir del
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crédito de la obra de manera adecuada.
El manuscrito es de acceso abierto